lunes, 19 de abril de 2010

El ABCdario de la posible Ambivalencia (O)

"O" de Obediente u Obligado:
  • Obediente: que obedece
  • Obedecer: cumplir la voluntad de quien manda
  • Obligado: de realización forzosa por imposición moral, legal, social, etc.
  • Obligar: mover e impulsar a hacer o cumplir algo.

Hay ocasiones en las que muchas personas tienden a dejarse llevar por sus emociones y no por su razón. Será que la tendencia es en cualquier plano ontológico, o bien, sólamente en aquellos escenarios en los que consideran la condición como obligatoria. Cicerón propuso en su momento que: "los deseos deben obedecer a la razón". Significa esto entonces, que las personas deben actuar en función de una convicción para entender con obediencia o bien, ser actores de las acciones por obligación.

¿En dónde puede encajar una desobediencia civil? Gandhi dijo: "En cuanto alguien comprenda que obedecer leyes injustas es contrario a su dignidad de hombre, ninguna tiranía puede dominarle". ¿Cómo es posible entonces que el hombre con el don de la razón, deje a un lado dicho don? ¿Basta con que las autoridades dispongan o impongan para que una sociedad, nación, continente, etc; se rijan por dichas disposiciones?.

Es importante que el ser humano pueda entender cuándo se actua por obediencia y cuándo por obligación, si es que existen tales escenarios y situaciones. Empero, en cuanto a la profesión de "FE", ¿De qué forma se actúa?, ¿Cuándo es deber y cuándo es por obligación?.

O Nietzsche tenía razón al decir que: "el hombre sufre tan terriblemente en el mundo que se ha visto obligado a inventar la risa". ¿Nos reimos por obligación, por obediencia o porque sabemos disfrutar de la vida y sus bondades? "Ayuda a tus semejantes a levantar su carga, pero no te consideres obligado a llevársela" (Pitágoras).

¿Por qué no obedecer la ley moral?, ¿Qué o quién lo impide?, ¿Quién o qué nos la dio?, ¿Por qué negarla? o ignoramos ¿qué es?, ¿Será que nos compromete y nos responsabiliza de algo? y si es así ¿De qué o a qué? Lo único certero es que no invita a hacer el mal, sino todo lo contrario: A actuar con ausencia de mal.

"Es un proncipio indiscutible, que para saber mandar bien, es preciso saber obedecer" - Aristóteles